miércoles, 7 de agosto de 2013

IMPORTANCIA DEL AGUA EN NUESTRO PLANETA





IMPORTANCIA DEL AGUA EN NUESTRO PLANETA TIERRA



       La Tierra tiene una superficie de 510.101 millones de km2, de los cuales 363 millones de km2 están cubiertos por agua, lo que corresponde a alrededor de 71 por ciento del total. Si las diferencias de relieve de la corteza terrestre desaparecieran, el agua la cubriría totalmente, formando una capa de más de dos kilómetros y medio de profundidad. Al pensar en todo esto, ¿no te parece que el nombre de nuestro planeta a lo mejor está mal puesto, y que debería ser Agua y no Tierra?
       El agua de nuestro planeta se conoce con el nombre de hidrósfera, término que alude a este elemento en sus tres estados: gaseoso (vapor), sólido (hielo) y líquido (agua). Las aguas saladas de océanos y mares comprenden más del 97 por ciento de la hidrósfera. El resto es agua dulce, que es la que el hombre utiliza para su consumo, agricultura, energía, entre otros.; dos por ciento está en los hielos de las regiones polares y menos del uno por ciento se encuentra en estado de agua dulce líquida en lagos y ríos, y en las capas subterráneas a profundidades que impiden su explotación.

         El agua es un elemento vital para el hombre, ya que dos tercios de nuestro cuerpo están formados por ella, y para mantenernos saludables debemos consumir al menos un litro de agua diariamente. Además, nos proporciona alimentos: de ríos, mares y océanos obtenemos una gran variedad de pescados; y en el caso del agua salada también obtenemos moluscos y crustáceos, la sal y algas, que son utilizadas para elaborar productos cosméticos, medicamentos y algunos alimentos.
        La distancia entre la Tierra y el Sol determina la cantidad de agua que tenemos, ya que, por ejemplo, en Venus -que es el planeta que está antes que el nuestro, en relación a su distancia del Sol- el calor es mucho mayor, por lo que el agua solo se podría encontrar en forma de vapor. En cambio en Marte -que es el cuarto planeta, el que sigue a la Tierra-, la temperatura es muy baja, por lo que el agua se encontraría en estado sólido.
       El tamaño del globo terrestre también influye en la enorme cantidad de agua que existe, ya que si fuera más pequeño la fuerza de gravedad no sería suficiente para retener el vapor de agua en la atmósfera, por lo que se escaparía al espacio y la Tierra sería mucho más desértica.
       Finalmente, nos centraremos en toda esta agua, y en la Hidrografía, que es la ciencia que estudia las masas de agua de la superficie terrestre, ya sean fluviales, lacustres, marinas, oceánicas o glaciares.

El Origen del Agua

        Con el tiempo la temperatura fue descendiendo, lo que permitió que el agua se depositara en las depresiones de la litósfera formando los primeros océanos, que eran mucho más pequeños que los actuales.

        El volumen de sus aguas aumentó gracias a la condensación del vapor de agua que seguía saliendo del centro de la Tierra a través de los volcanes, que eran muy numerosos. Se cree que los océanos alcanzaron su actual nivel alrededor de mil millones de años atrás.
Con el tiempo la temperatura fue descendiendo, lo que permitió que el agua se depositara en las depresiones de la litósfera formando los primeros océanos, que eran mucho más pequeños que los actuales.
   

    El volumen de sus aguas aumentó gracias a la condensación del vapor de agua que seguía saliendo del centro de la Tierra a través de los volcanes, que eran muy numerosos. Se cree que los océanos alcanzaron su actual nivel alrededor de mil millones de años atrás.
   

   El volumen de sus aguas aumentó gracias a la condensación del vapor de agua que seguía saliendo del centro de la Tierra a través de los volcanes, que eran muy numerosos. Se cree que los océanos alcanzaron su actual nivel alrededor de mil millones de años atrás.
Después de que la corteza terrestre o litosfera se solidificó hace muchísimos millones de años, el vapor y los minerales que emanaban de su centro comenzaron a precipitarse sobre la superficie; pero como ésta aún estaba caliente, volvían a evaporarse.
    Este proceso interminable, que involucra la evaporación, condensación y precipitación del agua, se conoce como ciclo hidrológico. Aunque el agua está en movimiento constante, se almacena temporalmente en los océanos y en las aguas continentales, como los lagos, ríos, arroyos, valles y en el agua del subsuelo.
     El ciclo comienza cuando los rayos solares calientan el agua de los océanos, que se evapora convirtiéndose en gas. Este vapor de agua se eleva hacia la atmósfera, donde se enfría produciéndose su condensación. Cuando las pequeñas gotas se vuelven demasiado pesadas, caen desde las nubes a la superficie como precipitación, principalmente en forma de lluvia, pero parte de ella se evapora y sube a la atmósfera. El resto, una vez que cae en la superficie de la Tierra, puede seguir tres caminos: se infiltra en el suelo formando las napas subterráneas; pasa a formar parte de los ríos; o se deposita en los lagos o sobre las plantas. Los porcentajes entre uno u otro camino varían de acuerdo a la temperatura, la insolación (intensidad de los rayos solares), el viento, la presencia o no de cobertura vegetal, la pendiente del terreno, la naturaleza del suelo y del subsuelo, incluso de la violencia de las precipitaciones.
     El ciclo vuelve a comenzar cuando se produce una nueva evaporación en los océanos.
El Agua en la Tierra
       La mayor parte de las aguas provenientes de las precipitaciones, los manantiales y el derretimiento de las nieves y hielos, no se evapora ni se infiltra en el suelo, sino que corre por la superficie casi siempre hacia el mar.
Los ríos son los que llevan a los océanos este exceso de agua superficial, por lo que se les ha llamado líneas de drenaje natural (escurrimiento). Son definidos como corrientes de agua que corren de manera constante sobre terrenos con pendiente, manteniendo su cauce salvo en las grande crecidas.
      El curso de un río se define por su lecho, es decir, el lugar de circulación de las aguas entre las orillas, y su caudal, que alude a la cantidad o nivel del agua que corre por el lecho. El caudal es mayor o menor dependiendo de la zona climática en que circula. Cuando la subida del agua es mayor a la habitual se habla de crecida. Por el contrario, cuando alcanza su menor nivel se produce un estiaje.
       Debido a la fuerza de gravedad, los ríos corren desde las zonas más altas a las más bajas, por lo que el nacimiento de un río es el punto más alto de su curso, y la desembocadura, su punto más bajo, que puede corresponder al nivel del mar, al de otro río de mayor caudal o al de un lago.
      Las variaciones que sufre el caudal de un río durante el año están determinadas por su régimen. Aquellos que se alimentan del derretimiento de la nieve acumulada en la cima de las montañas, alcanzando su mayor nivel durante la primavera y el verano, son de régimen nivoso. Los que aumentan su caudal durante la estación de las lluvias, que varía dependiendo de la zona climática de la que se trate, tienen un régimen pluvial. Además, hay ríos que se alimentan de diversas fuentes a lo largo del año, por lo que su caudal es mucho más estable: son los de régimen mixto.
     En las zonas altas donde hay grandes pendientes o barrancos estrechos y profundos denominados quebradas, se producen cursos de agua intermitentes pero de gran intensidad y alta velocidad durante la época de las lluvias o deshielos, que reciben el nombre de torrentes.
      Los ríos pequeños llevan sus aguas a los ríos mayores, de los cuales son afluentes o tributarios. Los ríos que reciben el aporte de otro u otros, a su vez también pueden ser afluente de un río más grande, y así sucesivamente, hasta que el agua de ríos pequeños y grandes logra llegar al mar. El conjunto de ríos que se enlazan permitiendo la llegada de su cauce al mar se denomina red fluvial o hidrológica, cuyo eje es el río mayor o principal.
      El área desde la que escurre el agua que alimenta un río a lo largo de su curso constituye su cuenca u hoya hidrográfica, delimitada por las zonas más altas que la dividen de otras. Las cuencas de los grandes ríos abarca todas las cuencas de sus afluentes directos e indirectos. La mayor cuenca del mundo es la del río Amazonas, que mide siete millones de km2, casi lo mismo que toda Europa.
     Si el agua de una cuenca desemboca en el mar, se habla de cuenca exorreica. En caso contrario, es decir, si no llega al mar por factores naturales (evaporación, infiltración o desagüe en lagos) o culturales (como su uso por una población), se denomina cuenca endorreica. Además, hay zonas donde no se forman cursos de agua, ya sea porque no hay o por la excesiva permeabilidad del suelo (infiltración): son las llamadas cuencas arreicas.
    A lo largo de su historia, el hombre ha utilizado los ríos principalmente como vías de comunicación, gracias a la navegación; para irrigar los zonas de cultivo, para lo cual se han construido estanques o embalses para acumular el agua que será utilizada en época de sequía; y como fuente de energía: las cataratas naturales y las artificiales construidas por el hombre a partir de represas, alimentan con la fuerza de la caída del agua a generadores que producen energía eléctrica. La electricidad generada gracias a la fuerza del agua se denomina energía hidroeléctrica.












1 comentario:

  1. El Blogs se refiere a un tema muy interesante como es la Importancia del Agua en nuestro planeta, su orígen, sus diferentes ciclos, su recorrido a través de los ríos, arroyos y destaca entre otras cosas que este planeta está compuesto mayormente por agua, tanto salada (la mayor parte) como dulce, que curiosamente es la que se encuentra en menor porcentaje y es a su vez la que necesitamos para el consumo humano y animal, uso agrícola y producción de energía hidroeléctrica.
    En este sentido, ese dato importante nos invita a reflexionar una vez más sobre la enorme importancia que merece la conservación de las fuentes de agua y el ahorro de este vital líquido en la vida cotidiana. Pues, a pesar de los mensajes publicitarios y campañas de concienciación referentes a este tema, aun se puede observar tanto en hogares como en industrias el desperdicio de agua a pequeñas y grandes escalas.
    Por lo tanto, es indispensable que en primer lugar tomemos conciencia de que la conservación del agua es obligación de todos y que debe comenzar por nosotros mismos, pues, algunas veces no practicamos lo que predicamos y mantenemos la llave del agua abierta sin necesidad alguna (aun cuando le inculcamos a nuestros estudiantes que debemos ahorrar el agua), en segundo lugar debemos crear el hábito de los que están a nuestro alrededor de cerrar la llave del agua al no utilizarla, reparar goteras y filtraciones para no desperdiciar ni una gota de tan importante líquido.
    Para finalizar, nunca debemos cansarnos de promulgar la conservación y el cuidado del agua, porque es para nuestro propio beneficio, puesto que su conservación ayudará a alargar la vida de todos los seres de nuestro planeta, porque de no haber este vital líquido, tampoco habría vida sobre la tierra.

    Comentario realizado por: Urbano Nahiris, Licón Reina, Ojeda Mariana, Castillo Marlene

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